¿Qué es el bullying?
El bullying es una forma de agresión que afecta significativamente a niños y adolescentes, manifestándose en acoso físico, verbal o cibernético.
En Psicólogo Miraflores, entendemos la seriedad de este problema y ofrecemos estrategias efectivas para abordarlo.
Las señales de alarma incluyen cambios en el comportamiento, como retraimiento social o agresividad. Las consecuencias psicológicas son profundas, afectando la autoestima y el rendimiento académico. Nuestros especialistas están capacitados para intervenir con terapias que empoderan a la víctima y ayudan al agresor a entender las repercusiones de sus actos.
Si observas signos de bullying en tus hijos o estudiantes, o si necesitas orientación sobre cómo manejar estas situaciones, contáctanos. Estamos aquí para apoyarte y proporcionar un ambiente seguro y comprensivo.
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MÁS SOBRE Bullying
Siendo un problema que cobra cada vez mayor atención a nivel mundial por el alto número de víctimas que lo padecen, es muy necesario conocer con mayor detalle los aspectos relacionados a las víctimas y agresores, así como a todas las personas que, sin ser los anteriores de manera directa, pueden perjudicar o son perjudicados por el mismo problema.
¿Quiénes protagonizan el problema?
El bullying puede realizarse de manera presencial o de forma virtual (ciberbullying) a través de insultos, golpes, envío de mensajes hirientes, esparcir rumores malintencionados sobre la víctima, subir videos humillantes a internet, entre otros. Así, el bullying es una forma de violencia que tiene como protagonistas los siguientes:
Los agresores o acosadores, que realizan el bullying principalmente por un deseo de herir al otro, además de sobresalir en el contexto social inmediato, y ejercer control y dominio. Suelen presentar despreocupación por los sentimientos de los demás, baja tolerancia a la frustración, dificultad para adaptarse a las normas, pocas habilidades sociales y, además, tienden a minimizar sus problemas de comportamiento y manipular las situaciones fingiendo ante las autoridades.
Las víctimas, que pueden desarrollar determinadas características de comportamiento a partir del bullying, o tenerlas desde antes, como pueden ser, entre otras, alta sensibilidad, timidez, retraimiento, miedo intenso, inseguridad, ansiedad y dependencia. Suelen presentar problemas de autoestima y sentirse culpables por no afrontar adecuadamente el problema, sintiéndose impotentes frente a los actos de agresión.
Los observadores, que suelen estar influenciados en gran medida por la actitud de los agresores, como un “contagio social” que provoca inacción frente a la violencia observada, y, en ocasiones, hasta la participación en ella. Suelen tener miedo de ser incluidos entre las víctimas, o, en el caso de los que participan, presentar características similares a los agresores, aunque de forma pasiva.
¿Qué consecuencias tiene el bullying?
Las consecuencias para la víctima suelen ser críticas, incluyendo fracaso escolar, ansiedad, episodios depresivos y dificultades severas en la autoestima en diversos aspectos, desde opiniones negativas sobre el aspecto físico propio, hasta percibir poca capacidad académica, o para relacionarse socialmente.
En cuanto al agresor, el control que busca tener de una situación suele ser pasajero, en detrimento del control que ejerce sobre sus impulsos y las pocas habilidades sociales que muestra, pudiendo, con el tiempo, derivar en conductas delictivas. Recordemos que, cuando logra agredir con éxito, su conducta se refuerza, pudiendo repetirla, ya adulto, con consecuencias más perjudiciales.
Por último, en relación a los espectadores, las consecuencias son mas bien de aprendizaje, en el sentido de que pueden continuar observando injusticias, sin hacer nada por impedirlas, desensibilizándose por la habituación.
Consideraciones para la terapia
Para atender la problemática del bullying se debe tener en cuenta un campo de acción amplio y articulado que abarca la atención a la víctima, las medidas adoptadas respecto al agresor (que también debe ser atendido a nivel psicológico), las acciones del colegio, que incluye las decisiones administrativas y la sensibilización de los profesores, así como un trabajo comprometido a nivel de familia.
El trabajo terapéutico con la víctima de bullying se enfoca, en primer término, en los pensamientos que tiene acerca de sí mismo y del contexto, para conocer en qué medida están afectados, y poder reestructurarlos de forma positiva.
En segundo lugar, brindarle las herramientas necesarias para afrontar el problema de forma asertiva, manejando distintos recursos y alternativas de solución.
Finalmente, las mejoras en la actitud y los recursos personales deben ser mantenidos en el tiempo, para lo cual se requiere la acción concertada de la familia, la escuela y el paciente. En la medida en que colaboremos juntos, el pronóstico será cada vez mejor.