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Terapia para manejar la dependencia afectiva


¿Cómo se crean los lazos de dependencia afectiva?

La dependencia afectiva se forma a partir de necesidades emocionales insatisfechas, generalmente en la infancia. Por ejemplo, una relación con cuidadores que no ofrecieron suficiente atención, validación o cariño puede llevarnos a buscar desesperadamente estos elementos en otras personas, objetos o situaciones en la adultez. Este tipo de vínculos suelen reforzarse cuando recibimos una dosis intermitente de afecto o atención, lo que alimenta un ciclo de búsqueda y recompensa emocional difícil de romper.

¿A quiénes puede afectar?

La dependencia afectiva no discrimina: hombres y mujeres, jóvenes y adultos pueden verse atrapados en estos lazos. Puede manifestarse en relaciones de pareja, amistades, vínculos familiares, incluso en el apego excesivo a objetos materiales o actividades, como el trabajo o el uso de redes sociales.

Por ejemplo, alguien puede depender emocionalmente de su pareja al punto de priorizar sus necesidades por encima de las propias. También puede surgir dependencia hacia una situación, como necesitar constantemente la aprobación de un jefe para sentirse válido.

¿Es normal tener dependencia afectiva?

Tener una cierta dosis de dependencia afectiva no es anormal. Después de todo, somos seres sociales que necesitamos conexión y apoyo. El problema surge cuando esta dependencia se vuelve desproporcionada, afectando nuestra capacidad de tomar decisiones, establecer límites o disfrutar de la vida sin la presencia de aquello o aquel de quien dependemos.

¿Cómo afecta la dependencia afectiva a las personas?

La dependencia afectiva puede llevar al deterioro emocional, mental y físico. Las personas dependientes a menudo experimentan ansiedad, baja autoestima y miedo al abandono. También pueden sentirse atrapadas en relaciones tóxicas, sufrir aislamiento social o desarrollar hábitos poco saludables, como el consumo excesivo de sustancias o comida.

¿Cómo se puede superar?

Los psicólogos coinciden en que la terapia es clave para manejar la dependencia afectiva. En un proceso terapéutico, se busca:

  1. Identificar patrones emocionales: Reconocer cuándo y cómo surge la dependencia.
  2. Fortalecer la autoestima: Aprender a valorarse a uno mismo independientemente de los demás.
  3. Desarrollar habilidades de autonomía: Practicar la toma de decisiones y establecer límites saludables.
  4. Resolver heridas del pasado: Muchas veces, la dependencia tiene raíces profundas que deben ser atendidas.

La terapia cognitivo-conductual, la terapia basada en el apego y el mindfulness son herramientas útiles en este proceso. Es importante recordar que el cambio no sucede de la noche a la mañana, pero cada paso es un avance hacia una vida más plena y autónoma.

Superar la dependencia afectiva no significa alejarse de quienes amamos, sino aprender a construir relaciones equilibradas y enriquecedoras. Si sientes que este tema te afecta, no dudes en buscar ayuda profesional. Recuerda que trabajar en tu bienestar emocional no es un signo de debilidad, sino de valentía.


Dr. RAÚL EDUARDO ESPINOZA LECCA

Psicólogo clínico social de Orientación Logoterapéutica (Centro Psicoterapéutico Logos de Perú, Sociedad para el Avance de la Psicoterapia Centrada en el Sentido de Colombia, Viktor Frankl Institute de Alemania).

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